domingo, 24 de junio de 2012

(In)completa


Escarbar con una pala los cimientos,
hurgar la herida con las uñas,
importunar a martillazos el mármol,
excitar con gemidos al muerto,
rasguñar con la rastra el cemento,
como amar un cuerpo sin alma,
no son más que excusas hiperbólicas
de nuestro hiperventilado siglo sonriente
que con su rubicunda necesidad de goce
zamarrea las ideas hasta extinguirlas.

Con inyecciones de alcohol en los ojos
-como este mismo instante en que escribo-
me siento acribillada de imágenes poéticas,
me explotan los nervios de pura dicha
si en las pupilas eclipsadas de carne
se me atraviesa un cuerpo que tirita
que renuncia, digno como gato,
a la profundidad fosforescente del espasmo
y a la cumbre escarpada de sueños.


Acaba por plantarse en mi espalda
la duda infinalizada del deseo
la entreabierta ventana del alma
que acorralada por la renuncia descarnante
envenena mi sangre de burbujas
llevándose la razón por recovecos celestes,
regando el cuerpo de brotes podridos
aguardando una muerte lenta y hermosa;
inútil y cobarde, como quien deja un beso en el borde.


miércoles, 13 de junio de 2012

Las pocas palabras de lo inefable

Del lecho sumergido
burbujas pululantes
asoman pechos sangrantes
hurgan espacios malditos
se consumen en infinito
mareas
amores
mordiscos
gritos.